24 jun 2012

Dafne


Tenía dos opciones. Seguir siendo un árbol eternamente o disfrutar del placer de amar, de sentir, de sufrir, de ser mortal...
Pero sólo por un día, porque en el momento que Apolo la descubriera, caería abatida en un profundo letargo del que ya nadie podría despertarla. La Historia no podía repetirse. En esto los Dioses se mostraban tajantes.

Y eligió.


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